El desequilibrio de la microbiota se denomina disbiosis, y parece estar relacionado con múltiples patologías tanto digestivas como de otros tejidos alejados del tracto gastrointestinal como puede ocurrir en casos de insuficiencia renal. Existen múltiples causas que pueden conducir a una disbiosis intestinal como:
- Alteraciones anatómicas o de la motilidad intestinal.
- Disminución de la producción de ácido gástrico
- Insuficiencia pancreática exocrina
- Enteropatías crónicas
- Alteraciones de la inmunidad de la mucosa.
- El uso de antibióticos.
- Dietas inapropiadas.
Por eso, conocer más sobre la microbiota intestinal puede ayudarnos a tratar muchas patologías, siendo un objetivo terapéutico.
Estaréis de acuerdo en que uno de los factores que intervienen en la microbiota intestinal es el tipo de alimentación que se ingiere, ¿verdad?
Hoy en día, debido al ritmo frenético que lleva la sociedad, contamos con alimentos ya preparados que nos facilitan el día a día y hacemos que ahorremos el tiempo que tanto nos falta. Este tipo de industria alimenticia se ha aplicado tanto en nosotros como en nuestras mascotas, pero, ¿cómo afectan los alimentos procesados a la microbiota?
- Los aditivos artificiales: están estudiados para evaluar su toxicidad en el tracto digestivo, la mucosa intestinal o las células intestinales. Los estudios apenas se focalizan en la repercusión que tienen en las bacterias intestinales. Si un conservante está destinado a evitar que en un producto proliferen mohos o bacterias durante un tiempo delimitado, ¿cómo puede afectar a los microorganismos “buenos” que forman la microbiota?.
- La mayoría de alimentos procesados son ricos en almidón que es rápidamente absorbido en el tracto digestivo antes de que pueda llegar a los microorganismos intestinales. Esto significa que las bacterias necesitan encontrar una fuente alternativa para alimentarse pudiendo empezar a hacerlo a través de las células que recubren el intestino. Esto puede terminar desarrollando un intestino permeable.
- Muchos de los alimentos procesados son estériles. Los microorganismos que viven en el intestino no podrán ser reemplazados por los que existen en las comidas ya que en éstas apenas hay.
- Alimentos modificados genéticamente: Estos alimentos son tratados con glifosato que desactiva la ruta Shikimate para que las plagas no afecten a los cultivos. El glifosato es seguro para humanos y perros, pero afecta a un conjunto de reacciones metabólicas de gran importancia en la biosíntesis de metabolitos secundarios de las bacterias, destruyendo la microbiota intestinal. Los más usados son la soja y el maíz.
¿Y el impacto de los medicamentos?
- Antibióticos: El problema con los antibióticos es que matan tanto las bacterias malas como las buenas. Su administración puede inducir disbiosis intestinal y produce disminución de la variedad de microorganismos y de su uniformidad alterando la estructura microbiana. Una vez interrumpido el tratamiento, muchas especies bacterianas se recuperan, pero no suelen volver a la composición inicial. Debido a los efectos negativos descritos en la microbiota intestinal y al creciente problema mundial relacionado con las resistencias a antimicrobianos, se ha propuesto utilizarlos solo bajo diagnóstico definitivo de la enfermedad como última opción.
- Antiparasitarios: Los antiparasitarios no son preventivos. Éstos matan a los parásitos en el caso de tenerlos y el problema está en que se administran regularmente sin comprobar si el perro tiene parásitos o no. Hacer siempre cultivo de heces para ver si es necesario o no administrar antiparasitarios a las mascotas es la elección más sensata.
¿Qué más influye en la microbiota, además de los medicamentos y la alimentación?
- Sueño. La presencia de desajustes en los ritmos circadianos se asocia con más problemas intestinales.
- Ejercicio físico. Es un papel muy importante en la regulación de la energía y esto se traduce en un aumento de diversidad microbiana. Cuanta más diversa sea la comunidad microbiana, más competente será para adaptarse a circunstancias adversas. Cuando el nivel de actividad es moderado, los marcadores de inflamación del metabolismo disminuyen.
- Estrés. El estrés aumenta la permeabilidad intestinal (el filtro del intestino) e incrementa los marcadores inflamatorios. Ante una situación estresante se produce un cambio de microbiota, se altera el movimiento gastrointestinal, se ralentiza o se detiene la digestión para hacer frente a esta nueva situación. De ahí las diarreas, estreñimiento y cambios de carácter ante una situación estresante.
- Ambiente donde viven nuestras mascotas. El contacto con tierra, barro, naturaleza en general o la limpieza excesiva tiene una repercusión directa en la diversidad de la microbiota.
- Estado bucodental. La boca, después del intestino, alberga la segunda comunidad microbiana más diversa del cuerpo. Ahí empieza todo.
- Tipo de nacimiento. El tipo de parto, si es vaginal o cesárea, determinará la microbiota del individuo y por lo tanto, su estado de salud.
- Lactancia. La leche materna, además de aportar proteínas, grasas e hidratos de carbono aporta otros componentes beneficiosos como anticuerpos y otras moléculas inmunitarias que refuerzan el sistema inmunitario.
- Edad. Factor importante en la composición de la microbiota. La consecuencia en el metabolismo del envejecimiento es el inicio de una inflamación de bajo grado. Además, al envejecer existe una mayor fragilidad y aparición de enfermedades, se produce el acortamiento de vellosidades intestinales y atrofias, se reduce la superficie de la mucosa intestinal y se producen cambios degenerativos en las neuronas y células del sistema nervioso intestinal. En general, la diversidad de la microbiota disminuye.
- Genética: Es un factor importante pero sabemos que el factor ambiental y nutricional (nutrigenómica) ejerce presión sobre el genoma, determinando si la enfermedad realmente se desarrollará o no, y si lo hace, si será con mayor o menor gravedad.
Como dice Blanca García Orea-Haro, una nutricionista de humanos altamente reconocida, “somos lo que comemos, o mejor dicho, somos lo que nuestras bacterias absorben del intestino”. Y es que tiene toda la razón.
La disbiosis es probablemente una de las mayores epidemias en perros en la actualidad.
Hemos comentado que la disbiosis está relacionada con diferentes patologías, algunas de las más comunes son:
- Síndrome del intestino permeable
- Alergias e hipersensibilidades
- Infecciones por levaduras
- Problemas autoinmunes
- Dolores
- Patologías hormonales
- Disfunción del hígado
- Insuficiencia pancreática
- Diabetes
- Trastornos del estado de ánimo
- Aumento de peso
- Energía y metabolismo lento
Ahora os preguntaréis: ¿Cómo podemos ayudar al estado de la microbiota intestinal de nuestros perros? Sigue leyendo nuestro siguiente artículo sobre “Cómo puedo mejorar la salud intestinal de mi mascota”.